martes, 28 de diciembre de 2010

Posad, posad, malditos


Posad, posad, malditos... carnaval de máscaras de la falsa sonrisa, esconded vuestros ascos al mundo, vuestras cicatrices maquilladas, las heridas abiertas que camufláis con tiritas de colores.

Posad, posad, malditos... vestíos con armaduras de hierro que estimáis infranqueables, haceos con las lanzas más largas que seáis capaces de sostener sin derramaros para mantener distancia con el mundo y que no os roce.

Posad, posad, malditos... atajo de plañideras malcriadas bailando vuestra propia danza fúnebre, viendo pasar los días desde vuestra madriguera, maldiciendo al mismo Fausto al que adoráis.

Dobladores de moral, contables del traidor, a veces hacéis que vivir me aburra, que me canse.

Posad, si es vuestro antojo, pero dejad que yo viva con la piel desnuda, en carne viva.

Odiadme, si os complace, porque si queréis guerra, la tendréis.



martes, 21 de diciembre de 2010

Algunas veces


Algunas veces me despierto muy cansada
después de haber dormido a pierna suelta.
Dicen que soñar agota: tanta actividad en el cerebro…
(En el cerebro, dicen… donde está el alma según Eduard,
donde te escondo con llave, prisionero).

Algunas veces… me pregunto qué estarás haciendo,
pregunto si te preguntas tú qué estoy haciendo yo…

Nos imagino pensándonos al tiempo sin que nadie nos vea,
tumbados, con las manos detrás del alma,
construyendo puentes invisibles hacia el otro
a base de suspiros descosidos,
buscando sonrisas cómplices donde sólo quedan migas de pan
esparcidas al azar, que nunca llegan a ninguna parte.

Algunas veces… me parece buscarte, confundirte, aparecerte…
Te aparezco, donde está el alma según Eduard,
pareciendo yo otra cosa, menos cuerda, menos yo,
que me provoca descarada, tridente en mano,
aunque gané la batalla ya hace tanto…

Algunas veces… busco una cuerda
de la que tirar para encontrarte
o para ahogarte, según la vez.

Algunas veces…, sin más…
Algunas veces.


domingo, 19 de diciembre de 2010

Cristaleras


Siempre me gustaron las cafeterías con grandes cristaleras desde donde se puede ver sin ser visto, al abrigo de un humeante café con leche. Escaparate de la vida cotidiana, espectáculo en vivo al módico precio de 1,20.

Ambulancias con sirenas, el autobusero que conduce por automatismo mientras masca chicle y mira el reloj en su muñeca, la mujer que habla sola camino del mercado, la pareja de estudiantes que se estudian a sí mismos con cierto nerviosismo y sonrisa cómplice, el conductor que aprovecha la parada del semáforo para compadecerse de su monótona existencia...

Me impresiona y me intriga el pasar de la gente y a veces juego a adivinar cómo es su vida. No sabría establecer la proporción de miradas tristes y ojos vivos, de caminares con prisa por llegar quién sabe dónde y andares de caracol que dejan entender que no hay quien les espere en ningún sitio... Siempre se me dio bien descifrar la vida a través del movimiento.

De repente, un juego de luces traicionero hace reflejo en el cristal y me aparezco, sentada, abstraída, investigando; preguntándome qué busco, qué espero que me devuelva esta ventana desde la que me asomo al mundo a ratos.

Y aunque nunca me sorprende lo que veo, los ojos que contemplo son los únicos que se protegen y me esconden historias que no logro descifrar... ni sé si quiero...


lunes, 6 de diciembre de 2010

Soledad


Un minúsculo pedazo de polvo
de la estela de la cola de una estrella
perdida en el vacío.

Abismo.

Osa Mayor apagada. Off.
No hay rumbo:
ni dónde llegar ni cómo.

Soledad.

Detalles. Autenticidad. Dolor.

Siempre seré yo misma
(incluso equivocada).

Siempre seré yo... sola.
(Aunque seguir respirando tenga el mismo sentido
que dejar de respirar en este instante).

Abismo.

Soledad.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Huecos


A veces algo pequeño se hace un hueco en nuestra vida, y casi sin darnos cuenta, crece y crece. Un día nos despertamos y ¡voilà! Es tan enorme… Como cuando plantamos lentejas en el cole y un buen día, al correr al quicio de la ventana, vemos que lo que al principio era una semilla sin vida, ahora está latiendo fuerte y ramifica.

Lo bueno o malo de los huecos, según se mire, es que no se recuperan. Cuando algo germina y crece dentro, arrasando con todo lo demás, ya no hay manera: se ha hecho sitio y no desiste.

Incluso cuando no late, cuando se muere, queda el hueco ya vacío, eco, eco,
pero queda.
Sale en las radiografías, aunque no exista manera de extirparlo.

Sólo queda acostumbrarse, resignarse a vivir con un hueco muerto dentro, al que se mira de vez en cuando, como el que se cuenta los lunares, y entender que también forma parte de uno mismo.

Que los huecos no se arrancan, que no menguan, que permanecen allí donde un día cualquiera y sin querer, le hiciste sitio; Que son nuestros para siempre.

Sólo queda decidir si queremos pensar que nos vacían,
o preferimos soñar que, aun muertos, llenan.


martes, 9 de noviembre de 2010

443 puntos de sutura


“Especialistas en piel:
se hacen zurcidos,
todo tipo de arreglos, composturas…
Se cosen botonaduras, bajos sueltos.
Se retocan todo tipo de tejidos,
quedan nuevos.

Ojales, bolsillos, cremalleras,
tiros, parches, zurcidos imposibles.
Arreglos de la piel, de todas clases.”

Buenos días tenga usted,
verá, sí, mire,
443 puntos de sutura mal cosida.
Aquí me tiene, no pregunte.

Tengo clavado su tacto invisible
y se me abren las costuras, que no cierran.
Haga algo rápido, ya,
que me recosa, recomponga, reconstruya.

Sin anestesia; quiero que me duela.
Prefiero recordar,
mirar atrás dentro de un tiempo y entender
que dejé atrás el mal que nunca merecí.

viernes, 15 de octubre de 2010

Ahí


A la sombra te tengo.
Escondido en el armario,
Cantando esas canciones,
contándome las horas.

Desayuno con diamantes
me sirves en mis sueños.
Tú, conmigo.

Sobresales de mi caja de recuerdos,
que no cierra.

No te veo, te imagino,
atrapado en este marco sin esquinas.

Aquí estás. Ahí.
Queriéndome y no.
Queriéndote y sí.

Debajo de mi almohada, en mi bolsillo, en el cajón de ganas.

A dos pasos de aquí, mas no es aquí.

Ahí te tengo, y no me basta.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Tirar de escoba


Nos nació atrofiado este cariño,
mas qué podemos hacer que ya no hagamos…

Terminaremos los dos por no mirarnos,
dándonos las buenas tardes por respeto.
¿Apostamos?

Mejor no hacer, amor.
Como hasta ahora.

Y cuando, entre copa y copa
se nos desborden las ganas
tirar de escoba;

Barrerlas y ocultarlas,
condenarlas al olvido,
esconderlas con tino debajo de la alfombra
con las otras,
para que hagan compañía a las ganas viejas
y así no se sientan solas.

No me preguntes qué sentido tiene
(así barría, así, así…)
tirar de escoba
cuando el polvo se arremolina a su antojo
entre nosotros.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Te me escapas


Te me escapas...

Llenas del todo mi cuerpo
(y no es bastante...)

Me faltan manos
para todas las caricias
que te tengo guardadas
desde hace tanto...

Lo que sientes, lo que siento,
todo cabe en una sola mirada,
pero no puede agarrarse con las manos
y guardarse en un bolsillo para siempre.

Porque "siempre" no existe,
porque ni te tengo ni me tienes,
porque te amo (y no es bastante)
te me escapas... y es perfecto.

Sin tiempo,
sin espacio,
sin temores.

Contigo no me falta nada
y no es bastante...
(ni espero que lo sea,
por nosotros).



domingo, 18 de julio de 2010

La orilla


Cómo entender lo que siente un náufrago al ver la playa…

Cómo traducir esa mezcla de incredulidad, ilusión y miedo por lo que encontrará.

Cómo evitar el peligro.

Cómo responder a todas las preguntas saliendo ileso.

Cómo garantizar que es mejor desembarcar que seguir perdido.

Cómo asegurarse de que esa isla no supone más amenaza que la de seguir sin rumbo vagando al antojo del viento.

Cómo adivinar si es o no un espejismo.

Cómo explicar que, a pesar de todo, el náufrago, por su naturaleza, siempre se emociona y salta como un loco hacia la orilla…

sábado, 10 de julio de 2010

La maldita


... y se me escapa una lágrima,
se salta los controles,
burla la vigilancia
la maldita.

Tú, que deberías defenderme,
hacer fuerza con las otras,
resistirte,
me traicionas,
desleal, infiel, ingenua...

Corres con prisa,
rozando apenas mi piel cansada.

Te desgastas a golpe de gravedad,
dejando tras tu huella su recuerdo.

Tú, que eres de mí, vas en su busca,
pero no le encontrarás,
no a quien persigues.

Tú, como ya hice yo primero,
te desgastarás por el camino
hasta dejar de ser quien eres,
kamikace.

Te vas haciendo pequeña
en tu carrera hacia la nada.

Ya vislumbras que se acaba,
pero es tarde,
apenas te queda vida.

Tú, tan temerosa como ciega,
me miras con preguntas empapadas.
No hay respuesta y no lo entiendes.

No siempre las hay, ¿no lo sabías?

Sólo espero, por tu bien, que te deshagas
antes de saber que no valió la pena.

Tú, que antes eras de mí...
no tienes dueño.



lunes, 5 de julio de 2010

Al escondite... (versión ensayo con Anna Savelli al piano)


…13, 14, 15, 16, 17, 18, 19 … ¡y 20!
(Jugamos. Tú te escondes y yo te busco).
A ver, a ver… Puedes estar… ¡en mis zapatos!
Ah, pues no…
Pensemos, pues, dónde caben tus ganas…
¡Ya sé! ¡En mi sombrero!
Ummm... pues tampoco.
¡Tras las cortinas!
Vaya, ¡qué bien lo has hecho esta vez, que no te encuentro!
¡Bajo la almohada! ¡En el hueco de mi axila! ¡En el cesto de la ropa! ¡En el cajón del pan!
Diantres, amado mío, qué escondite debiste descubrir que exhausta me tienes.
Déjame coger aire.
Lista. Allá voy, una vez más.
¡Entre las hojas del catálogo de moda! ¡Tras las manecillas del reloj!
¡En mi memoria! ¡Entre mis dedos!
Me rindo, amor; agotada, sin aliento, revuelta la casa de esquina a esquina.
(Vaya, debí dejarme abierta esta ventana. Con razón se me helaba la ilusión desde hace rato).
Sal, amor. ¡AMOR!
Que yo te espero aquí. Rendida.
¡Amor!
(Caray, qué frío).
Amor...
¡Amor!



lunes, 14 de junio de 2010

De pensarte (Pieza nº 43 de "JIRONES")


Si despiertas más deslucido cada día,
no te tortures más.
Es culpa mía.

De pensarte con ganas de tenerte.
De curarme el dedo del replay.
De imaginarme contigo a cada instante.

De soñarte hasta lograr que no destiñas
De recordarte por luchar contra el olvido.

De pensarte me agoto,
me quedo sin armadura y sin espada,

vulnerable, débil, desvalida,
proclive a que me hieras sin estar.

Por no estar y por pensarte,
te traigo, con cuidado, a mi salón
sin que te enteres.

Poco a poco...
Poro a poro...
Por momentos...

Y allí donde estés
te desluces, asombrado, y se te nota.

Te robo tus colores,
tus sentidos,
el aire que respiras,
tus latidos.

Si despiertas más deslucido esta mañana,
si transparentas,
no busques más razones.

De pensarte,
ya casi estás entero,
brillante, vivo,
en mi salón.


domingo, 13 de junio de 2010

La vieja


Cuando te apareces me transformo.

Me convierto en esa anciana que habla de su infancia con media sonrisa usada y ojos descascarillados, como quien mira al pasado desde un ventanuco enano y ha de forzar la vista para ver.

Ella sabe que la historia es menos cierta
cada vez que la cuenta, más lejana, más líquida, hasta convertirse en irreal.

Sabe que quizá lo que cuenta no fue así ni parecido,
no pasó de esa manera, si es que pasó siquiera.
Sin darse cuenta lo adorna y se lo inventa.
Sin apenas esfuerzo se lo cree
y si se lo pides te lo jura.

Así, cuando te apareces en mis ojos viejos,
cuento una historia que no es la nuestra
y hago oídos sordos a la verdad que me grita sin permiso
que tú no eres aquel...
que yo estoy loca...


viernes, 11 de junio de 2010

Soltando lastre


Peso pesado, toneladas de arena llenaban sus bolsillos clavándola a la tierra.

Imanes que no hacen posible el movimiento.

Viento en dictadura que marcaba su rumbo.

Se escapaba la elección, el derecho a voto con o sin firma. Sólo un guión repetido sin descanso.

Pero aquella mañana cambió su suerte, con la paz del que ni "ha" ni debe, porque apenas tiene nada que perder.

Se deshizo de recuerdos, de los teléfonos sin nombre y de los besos que seguían aún pegados a sus labios, quemando como quemaban.

Soltó lastres, vació sus bolsillos, desató los nudos sin mirarlos, para evitar tentaciones (tardó días).

Sólo quería caminar, probar a girar sobre sí misma, sobre sí... sola...

Pero cuando desató el último nudo sus pies se separaron del suelo lentamente.

Miró atónita la tierra, más lejana cada vez mientras se elevaba sin control.

Agitó los brazos buscando dónde agarrarse, cambiando un miedo por otro...
(ni una rama...)

Alguien la vio dar patadas al aire mientras se alejaba,
como un globo,
volando para perderse

sobre sí misma...
sobre sí... sola

(sin tener dónde agarrarse... ni una rama...)


lunes, 24 de mayo de 2010

Sólo silencio


Cuando debió oírse el portazo,
sólo sonó el silencio,
que retumbó en carambola
por todas las paredes de la casa.

En lugar del portazo, sólo silencio.

Me levanté a cerrar y ya no estabas.
Empujé y empujé, mano extendida,
dejándome la muñeca en esa chapa.

Me ayudé de cadera, hombro y rencores.
Utilicé también la diplomacia.
Le pedí por favor “cierra, puertita”.
Pero no me escuchó la condenada.

En lugar del portazo, sólo silencio.

Improvisé un cerrojo con cadena.
Enjuagué las bisagras con aceite.
Cambié el pomo por una cerradura
rezando por que cambiara mi suerte.

Cambié pacientemente cada marco,
restauré la pared, el suelo, el techo…
remodelé, al final, la casa entera,
por ver si por despiste me cerraba.

La entretuve con trucos, ilusionismo,
le conté cuentos, canté nanas, chistes malos…
Cuando estaba distraída empujé fuerte
pero aún sigue sin cerrar, sin ti, sin nada...

En lugar del portazo, sólo silencio...

Yo que te abrí, ignorante, y dije “pasa”.


sábado, 22 de mayo de 2010

Cartas


Sigo guardando tus cartas.

A veces paso las horas releyendo.
Me imagino que las palabras vuelan solas, bailan y se recolocan, e invento así conversaciones nuevas, como si estuvieras.

Recreo tu cara traviesa y tu mirada distinta, noto cómo me acaricias la mano como si tal cosa, como si no te dieras cuenta (disimulas,
para que yo no sepa que te importo)
... y nos reímos…

Aprovechamos entonces para hacer todas las cosas que faltaron,
para rellenar los huecos (a mi antojo).

Nos hacemos zancadillas y burlas, y nos echamos espigas en la ropa;
Nos hacemos aguadillas y echamos galletas rotas al tazón del desayuno.
Tú te comes la última onza de chocolate y yo…
juego a cambiar el canal cuando hay partido.

Nos faltó hablar del tiempo, terminar a medias crucigramas.
Se quedaron cortos los silencios envolviendo las horas en la tregua.
Nos faltaron paseos y cafés, amaneceres.
No pensamos los nombres.
No hubo flores, ni un maldito violín que me avisara…

Fueron pocas las siestas, más aún los despertares anudados con resaca.
Se me hacen, al recuerdo, cortos los besos y ligeros los abrazos,
que tan largos e intensos parecían cuando había, cuando eran…

Si lo hubiera sabido… pero nunca sabemos.
(Ni un maldito violín que me avisara…)

Ahora falta casi todo:
el aire a ratos y sobre todo el olvido (quién pudiera…)
Nos faltó un portazo o un chillido,
un mal final, de los que duelen mucho pero cicatrizan pronto.

Y aún me faltan muchas cosas que no encuentro…
Pero ¿quién quiere hablar del tiempo con extraños?

Mejor releer las cartas, y escuchar cómo aún se ríen los que fuimos.


lunes, 17 de mayo de 2010

Aquellas fotos


Nosotros ya no somos los que fuimos,
los dos de aquellas fotos. No lo somos.
Si acaso alguna vez lo parecimos,
"alguna vez" quedó para nosotros.

No encajan los perfiles,
no se parecen siquiera nuestras sombras.
Si acaso alguna vez nos entendimos,
"alguna vez" quedó lejos de ahora.


No somos tú ni yo, si es que lo fuimos.
Ni rastro (¿lo soñé?) de aquel "nosotros".
Alguna vez, en sueños, me besaste.
Ayer también. Y hoy miro aquellas fotos.


sábado, 15 de mayo de 2010

lunes, 10 de mayo de 2010

La bola de madera, Pieza nº 5 de JIRONES


¿Por qué?
Todo este tiempo se lo habría estado preguntando, si tuviera vida.
Yo me lo pregunto por ella.

Estaba allí, en la estantería donde la colocaste cuando la salvaste de su abandono.

"¿Para qué la querrá?" Pensé. Ahora lo sé: para nada.


La abandonaste después, la dejaste en esa estantería tan desnuda.
Pero entonces, ¿por qué la recogiste? Fue un antojo.

Cambiaste el rumbo de su destino por un capricho momentáneo. Quizá estaba donde la encontraste porque era su camino, porque era donde debía estar para encontrarse con quien supiera cuidarla de verdad.

Donde la dejaste la encontré, y creí verme en ella. De repente sentí mucha pena y me emocioné, y como si de un gatito callejero se tratara, la cogí, la metí en mi bolso y me la traje. Creo que estoy perdiendo la cabeza...

De camino a casa le hablaba desde mi pensamiento, "ya pasó, ya pasó", mientras soportaba en mi hombro el quintal de su peso, que asumí como merecido castigo y penitencia, por haber dejado que me recogieras y me abandonaras.

Sentada en el Metro me preguntaba qué haría con ella, y me asusté al vislumbrar que quizá estaba haciendo lo mismo por lo que te culpo a ti. La tengo escondida en casa y pienso que descansa tranquila, que se cura de tu desplante y que su autoestima se recupera de tu golpe y de quién sabe cuántos más antes que el tuyo.

Sí, ya lo sé, debo estar perdiendo la cabeza.

miércoles, 28 de abril de 2010

Exterminio, Pieza nº 44 de JIRONES


Desde que no me besas no me encuentro.

A veces mi miran raro, ¿se me nota?
"Es que ya no me besa, mire usted".

Se me quejan los labios cada día,
y de protestas e insultos
me llenan el buzón,
que se desborda.

Me amenaza mi vientre, que ya no tiembla
cuando le hace el amor otro distinto.

¿Qué queréis que os diga? ¿Cómo?

De sindicato improvisa el corazón,
que a ultranza me defiende, por suerte mía.

En guerra abierta, sin tregua,
se me rebela, hostil, el cuerpo entero.

Campo triste de batalla
en carne viva,
todos contra todos,
muriéndose matando mis entrañas.

El enemigo tengo en casa propia.
Qué desorden, qué desastre, qué exterminio...

¡Bandera blanca! ¡Soltad las armas!
¡Dejad de arrinconarme, desleales!

Qué más quisiera yo que me besara...


sábado, 20 de marzo de 2010

Des-nudo


"Deja que te des-nude", dije bajito,
y me dejó jugar a desatarle un rato,
mientras se blindaba entero de alambre
y apretaba los dientes, temeroso.

Tiene un alambre de espino por corazón
y un ovillo enredado por cabeza.

El alambre, imagino, protege algo muy valioso.
Sólo puedo suponerlo, nunca lo vi, pero hay quien dice...

A veces creo que toqué algo que podría haber sido un corazón... y me consuelo. Quizás alguien con más tiempo que yo lo encuentre un día.

El ovillo es de cuerda, de color rojo,
y hace las veces de corazón, que está de baja.

Está el ovillo llenito de nudos de todo tipo y enmarañado.
Nudos nuevos que hacen montaña sobre nudos viejos,
tan viejos que parece que siempre estuvieron donde están ahora.

Muchos nudos y muy tensos; Y se entretiene,
cuidando de sus nudos como el que tiene una mascota,
disfrazando de trabajo los tic-tases que le suenan a "solo" en su cabeza.
("No estoy solo, ¿me oís? Tengo a mis nudos").

Alambre y ovillo están saturados de trabajo y explotados.
Se barrunta una huelga, se presiente.
O una revolución, o una dimisión en grupo, todos a una.

Su corazón ya se atreve a poco
y su cabeza prefiere no saber
(cierra los ojos y los aprieta fuerte, creyendo no ser visto,
y se tapa los oídos para no escuchar verdades ni preguntas
que no sabría cómo responder).

"Deja que te des-nude", dije bajito.
Y me dejó jugar a desatarle... sólo un rato.

domingo, 14 de febrero de 2010

Con los ojos clavados en el suelo



No quiero oir hablar de ti. No quiero verte
ni sentirte tirando de mi mano.
No quiero olerte en las almohadas, ni nombrarte.
No quiero soñar contigo, ni soñarnos.

Me niego a reconocerte en más personas
con cara de felices y ojos llenos.
Prefiero no encontrarte, ir caminando
con los ojos clavados en el suelo.

Te llamé una y otra vez... y no viniste.
Grité, por si no alcanzabas a escucharme
y encendí todas las luces de mi casa
para que no tardaras mucho en encontrarme.

Te disfracé en muñecos, maniquíes,
sólo por la ilusión... Fingir que estabas...
Fingí que me tirabas de la mano...
Fingí que me impregnabas las almohadas...

Ya no más, no quiero más, ya no te quiero.
Me cansé de esperarte en la ventana.
Ya lloré tu ausencia. Ya no finjo.
Ya me coloco en el centro de la cama.

Ahora ya no vengas, no me busques,
no te cuelgues de mi brazo, no me escribas.
Ahora soy yo la que no te quiere, ¿estás oyendo?
No intentes convencerme, no me sigas.

No me lo expliques, no quiero entenderte.
No me queda paciencia, no me alcanza.
La gasté toda tratando de encontrarte,
siempre buscándote por donde nunca estabas.

Como migas de pan, por no perderme,
dejé trocitos de mí por el camino.
Pero no tardaron mucho en devorarlos,
¿cómo vuelvo si no sé cómo he venido?

Apenas quedo yo como era antes,
con cara de feliz y ojos tan llenos.
Apenas quedo yo... y es culpa tuya.
Ya no vengas, AMOR. Ya no te quiero.

viernes, 12 de febrero de 2010

De piel adentro



Me da miedo decirlo y que no se entienda.
Gritarlo y que no se escuche.
Llorarlo y que no se seque.

Me da miedo.

Me da miedo soñarlo y que no pase.
Creerlo y que no exista.
Perderme y no encontrarme.


Hace tiempo que me siento un poco sola, de piel adentro.

He notado que mi risa viene de otro sitio, no sé de dónde, pero es distinta, como si no fuera mía, y a veces me da un poco de miedo que se desboque y se ponga a gritar una por una las verdades que me guardo, de piel adentro.

Desde hace varios días siento lágrimas que se agolpan, una a una en fila india, todas detrás de la primera, que no termina de decidirse y no se asoma.

No sé qué pasa, qué no pasa.

Sólo sé que, cada vez más a menudo, me siento un poco más sola, de piel adentro.

Me paro un rato cada día a mirarme el corazón, como en un experimento.
Se me arruga. Me da pánico aceptarlo, pero mengua, brilla menos.
Se está secando mi fértil y otrora vivo corazón, que de no amar como sabe, se desacostumbra y se anquilosa.

Así me extingo, me evaporo, me deshago y nadie sabe...
lo que duele vivir sola,
con un solo corazón,
de piel adentro.



domingo, 31 de enero de 2010

Tu (mi) almohada



Miro absorta tu (mi) almohada.

Es magia, concluyo, después de unos minutos de sólo mirarla, quieta.

Es mágica la forma en que no estás, pero te siento.
Mis ojos recorren la habitación de lado a lado, con sólo un lento movimiento de cabeza. Nada.

"Puede que debajo de la cama", y en un impulso violento me lanzo boca abajo al borde del colchón y abro los ojos y la boca, como un niño en día de Reyes.

Definitivamente no pareces estar aquí conmigo. No puedo verte ni tocarte, pero estás, sin duda alguna. No hay más que preguntárselo a la almohada.

Ahora tengo que pensar qué hacer con ella, ya sin prisa. Me pongo cómoda, apoyada sobre el codo y le doy vueltas. Caigo en la cuenta, al ratito de mirarla: nunca antes le presté tanta atención, ni a sus pliegues, sus arrugas, sus pespuntes...

Me decido. Intentando no hacer ruido me coloco frente a ella, (mi nariz, aunque está cerca, no la toca) y te aspiro lentamente.

Tu corriente recorre mis pulmones y me calma. Quiero más. Vuelvo a aspirarte.

Te respiro tan profundo que cuando llegas al fondo, algo me duele (donde dejo de ser yo... donde ya no queda más que dar la vuelta...)

Entonces me sumerjo poco a poco en tu (mi) almohada. Con los ojos cerrados te recreo. Ya me niego a respirarte, para que no te agotes y te vayas, para no re-descubrir que la magia no existe.

Cuando me quedo sin aire me volteo, me tumbo mirando al techo y me sonrío.

Qué bien hice en no querer saber quién eres...

Prefiero recrearte, olerte sólo, y no saber a quién echo de menos.
Prefiero respirarte en tu (mi) almohada y no tener manera de encontrarte.

jueves, 14 de enero de 2010

Sin cabeza


Me cubres de barro entera, de los pies a la cabeza.
Al parecer tú ya vienes preparado de casa.

Nos miramos concentrados, agitados, esperando nuestro "gong".

Todo vale. Todo cabe.
No hay reglas ni árbitro que medie.
Nadie nos mira, nadie nos juzga.
En realidad ni siquiera estamos aquí...
¿verdad que no?

Gong...

Te insulto, me empujas, te araño, me embistes...
Entre el hambre y esta furia, como te muerda te arranco...

A ratos siento tantas ganas de acabar contigo como de tenerte,
de destrozarte como de que me destroces.

Por segundos me tienes en tus manos
y justo antes de que caiga me sujetas.

Por segundos te tengo yo en las mías,
te perdono y al segundo siguiente me arrepiento.

Debí arrancarte la cabeza como una mantis
la primera vez que me enseñaste las estrellas.


jueves, 7 de enero de 2010

Me adelanto


Ya me voy adelantando. Ya me curo.
Ya me aviso y me prevengo: "Te lo digo".

Ya me voy arrepintiendo. Ya lo pago.
Ya me imagino perderte. Ya lo siento.

Ya voy llorándome yo. Ya me voy yendo.
Ya le gano tiempo al tiempo. (Me adelanto).

Ya me recojo y me guardo en mi maleta.
Ya me facturo y me embarco, no sé a dónde.

Ya me giro (postalmente) y me franqueo
sin escribir remitente, por si acaso.

Ya me coloco en alguna estantería
con los objetos perdidos o devueltos.

Ya me pongo las tiritas en piel sana
justo donde se abrirá cuando se acabe.

Ya me voy por donde vine. Ya te olvido.
Ya me calmo y me consuelo. (Me adelanto).

Ya me escucho, traicionera, recordarme:
"Ni supimos ni sabremos. Te lo dije."